Son guapas y distantes.
El sol se torna pálido para dejarlas disfrutar un rato de la naturaleza. Para que luzcan ellas.
La luna las ama, brillando con más nitidez en su cielo nocturno, reflejándose, coqueta, en cada copito de su nieve que añade estrellas bailarinas y caprichosas al séquito de la reina selenita.
La tierra disfruta con ellas, las recibe con gozo, hinchándose de aguas futuras… Año de nieves…
Son alegres y serias.
Nos regalan noches largas para festejar. O para refugiarnos en lo más profundo de nuestras almas, cobijo interior, reposo donde tomar impulso para la próxima vuelta de la rueda sin fin, para encarar con templanza la llegada de las amigas del sol: las despreocupadas e ingenuas hermanas verdes que pronto se asomarán, haciéndoles burla.
Pronto asomarán…primero tímidamente, vacilantes, indecisas y luego con aplomo impertinente.
Asomarán en cuanto ellas, hadas azules, dejen caer lentamente su capa de armiño en gotitas cristalinas y cantarinas…
Fuente: vardablog.wordpress.com