El poder curativo de la luz dorada del sol

«Pon tus manos en la luz del sol y absorbe su luz».

«Luego, coloca tus manos sobre tu corazón para energizar y despertar la energía del chakra del corazón».

En las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde, la luz solar es una de las grandes aliadas de la salud para la mente y el cuerpo.

Las radiaciones solares optimizan el metabolismo, fortalecen el sistema inmunológico, protegen los ojos, ayudan a conciliar el sueño, contrarrestan la depresión, contribuyen al crecimiento, y protege el sistema cardiovascular.

Durante el sol de la tarde colócate al sol y ahueca tus manos bajo su luz. Visualiza los rayos dorados vertiéndose en tus manos y podrás sentirlas cosquillear con nueva vida. Luego, coloca tus manos calientes sobre tu corazón y siente una oleada de éxtasis que te recorre mientras tu corazón se abre de par en par con amor dichoso.

La luz del sol nos ayuda a regular las funciones corporales y nuestros patrones de sueño. Nos levanta el ánimo, incrementa nuestro bienestar y mejora nuestra salud en general. Además, la luz solar estimula el metabolismo, y tiene un efecto positivo en nuestra circulación y nuestro sistema inmunitario.

El sol es sumamente beneficioso, tenemos que ser capaces de tomarlo de forma inteligente a las primeras horas del día. Siempre durante tiempos cortos y sin protectores solares.

Estamos convencidos de que todos llevamos dentro el poder del sol pero insistimos una y otra vez en ocultarlo detrás de unas inmensas nubes de debilidad, de dudas, de miedos. Nos cuesta trabajo aceptar los cambios, nos da vértigo reafirmar nuestra personalidad y mostrarnos tal y como somos: seres brillantes capaces de adaptarnos a un nuevo entorno.

El sol representa simbólicamente la fuente divina de energía creadora. Si nos imaginamos a nosotros mismos como espejos que pueden reflejar la luz del sol, se hace muy evidente que siempre podemos reflejar mejor su luz mostrando nuestra propia grandeza.

Incluso en el día más nublado, o durante la noche, el sol está presente en alguna parte. Toda la vida depende de su resplandor. Incluso cuando pareciera que el sol se ha ido, nunca realmente nos abandona.