El fuego nos aporta equilibrio con su sabiduría

Desde el momento en que recibimos el don del fuego, su calor y su luz se convirtieron en el centro de nuestras vidas. Hemos orado y compartido comidas alrededor del fuego, hemos compartido historias y enseñado lecciones, hemos celebrado nuestras victorias y lamentado nuestras derrotas, hemos contado nuestras historias de nacimiento y renacimiento y hemos creado significado y recuerdos entre nosotros.

Alrededor de un fuego es donde recordamos a los que nos han precedido y nos preguntamos por los que están por venir. El fuego representa los principios fundamentales y los bloques de construcción de la humanidad: calor, seguridad, alimentación, familia y comunidad.

El fuego es un poderoso filósofo. El fuego aporta equilibrio al ego humano porque puede dar rápidamente una lección inolvidable sobre la vulnerabilidad de nuestra condición humana.

El elemento fuego obliga al ego humano a someterse ya que no toma en cuenta la necesidad de nuestro ego de controlar nuestro entorno o ser superior a otros seres o a la naturaleza.

Cuando trabajamos con el fuego, en realidad estamos trabajando con el honor y el respeto, la paradoja universal de la creación y la destrucción, y los temas espirituales del nacimiento y el renacimiento.

La propia naturaleza del fuego es su ciclo perpetuo de transmutación, purificación y renovación.

El comportamiento del fuego que destruye para crear nos recuerda lo preciosa e impermanente que es toda la vida. Esto nos ayuda a recordar que estamos todos juntos en esto y que pertenecemos a algo más grande que nosotros mismos, que nos pertenecemos unos a otros.

~ Fuente: Doug Good Feather, «Think Indigenous»