Dríades

Desde los tiempos más remotos, los árboles han sido considerados sagrados, objetos del respeto y del culto de los hombres.

Se les honraba no sólo por lo que podían representar para el hombre en lo físico, como fuentes de alimento, de resinas, de madera, de medicamentos.

¿Qué es lo que los hizo tan importantes, hasta convertirlos en divinidades, si no un «algo» que a través de ellos le susurra al corazón del hombre?

WORLD OF FANTASY — the-forest-of-the-faun: Dryad by Okha

Son un arquetipo, un símbolo viviente de lo que aún duerme en los seres humanos. Símbolos de Vida, Armonía, Abundancia, Eternidad que el hombre todavía rechaza, encerrado en sí mismo como un testarudo niño enfadado, en un juego de contrarios que perdido su encanto a lo largo de los milenios.

El árbol nos dice: » Mira, igual que tú, nazco de una semilla en la que Dios puso su chispa de Vida. Es esta chispa la que me contiene y que contiene mi bosque que vendrá… así como la chispa que hay en tu interior te contiene y ya se encuentran presentes todos los Dones Divinos que magnificarán tu desarrollo y tu devenir. En la semilla de ambos se encuentra todo el Universo. En la semilla que en mí, así como en la que hay en ti, hay todo el esplendor que contiene. Observa cómo de la primera eclosión la semilla nacen ya mis raíces. ¿Pueden crecer en la arena árida, o en la roca dura o en el agua movediza? No, ahondan sus raíces en la negra tierra fértil que es la Abundancia que se me ofrece. Así la savia, mi esencia vital, hace crecer mi cuerpo y se concreta en mis ramas, en mis hojas y flores y frutos…»

También para nosotros es así. Sin raíces en ésta, nuestra tierra interior, y sin su alimento no podemos concretar nada realmente bello y bueno fuera de nosotros. Nuestras hojas, nuestras flores y nuestros frutos son el símbolo de nuestras intenciones, de nuestras aspiraciones y de lo que convertimos en actos, en ser, con nuestras acciones.

La Naturaleza entera está aquí para ayudarnos a despertar nuestro «recuerdo supremo», es decir, quiénes somos en realidad y por qué estamos aquí trayendo paz a nuestra alma y bienestar y la mente sometida a sus frecuencias vuelve a encontrar su estado natural, la Belleza y la Armonía que la Naturaleza transmite pueden emocionarnos, inspirándonos sentimientos elevados.

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Los árboles, primeros habitantes de nuestro planeta, siempre estuvieron con nosotros, compañeros y aliados en nuestra aventura humana.

Los árboles cantan… un canto maravilloso que sube de intensidad y armonía cuando el árbol es abrazado, acariciado, loado por su belleza.

Los grandes árboles, en el instante en que abandonan el plano físico, es posible ver sus energías vitales estallando hacia el cielo con una poderosa luz blanca, bajando luego, a través de las raíces, a la tierra que las había alimentado y sido su soporte. ES como si su energía o parte de las misma renueva y agradece con vibraciones vitales la tierra que los acogía mientras su vida se renueva y multiplica a través de las semillas que dejaron.

Cuando nos detenemos ante un gran árbol que tiene cientos, tal vez miles de años, podemos imaginar la cantidad de historias que ha escuchado o visto transcurrir alrededor de sus raíces, de memoria almacenada y sabiduría adquirida, al tiempo que los eventos del mudo se producían y cambiaban sin cesar mientras él, testigo silencioso, crecía.

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Cuando tenemos el placer de encontrarnos con un gran árbol nos impacta la vibración intensa que despide. Nos acercamos despacio, con un sentimiento de respeto espontáneo, a su cuerpo poderoso. Algunos de estos grandes árboles se han convertido en verdaderos Guardianes maestros de Sabiduría del Reino Vegetal. Muchos de ellos son sanadores.

Cuando estamos en desarmonía, cuando nuestra energía vital se escapa por las grietas creadas por nuestras emocione perturbadas, los Árboles Sanadores pueden reequilibrarnos y hacer desaparecer nuestros malestares. El aura beneficiosa de un gran árbol se extiende alrededor del mismo, a veces en decenas de metros.

A menudo, el diámetro de su copa delimita la vibración de mayor intensidad de su aura. podemos sentarnos apoyando la espalda en su tronco pidiéndole amorosamente que restablezca nuestra armonía, confiándonos a su cuidado. Al poco tiempo sentiremos cómo nos recorre una corriente vital poderosa, clara y sanadora, con la que podemos mantener la conexión incluso a gran distancia.

Esta faceta de los árboles nos puede ayudar a comprender una vez más la cantidad de Amor del que cada criatura dispone, a entender hasta qué punto es maravilloso el amor. Amar y ser amados… Los árboles son amigos del hombre- Árboles para producir oxígeno, para nuestro alimento, para nuestro fuego. Árboles que frenan aluviones y corrimientos de tierra, árboles para la protección de pequeñas criaturas. Árboles para la Belleza de nuestra Tierra. Árboles que ofrecen un bálsamo de armonía serena a nuestra alma.

Related imageAl igual que cualquier ser vivo, también los árboles tienen sus Ángeles: los devas que viven en su lado sutil. Podría decirse que Ellos representan la conciencia Divina de la planta, el Espíritu del Árbol, que en cuanto espíritu no está separado de él ni tampoco está separado del Espíritu de los demás seres.

El Amor se aprende o, mejor dicho, se recuerda, ejerciéndolo… Todo el mundo conoce de alguna forma el Amor y todo el mundo lo desea. Para que el bienestar que confiere pueda volverse permanente, puede ser útil rememorar con frecuencia una experiencia interior de Amor, que se haya sentido en algún momento a lo largo de la vida. y lo que facilita su recuerdo es descubrir la Belleza y dejar que nos invada.

El Espíritu, el Deva de los grandes árboles, se manifiesta como principio femenino asumiendo, en ocasiones, un aspecto en todo parecido al humano. Bajo la forma de mujeres hermosísimas, los Ángeles arbóreos han venido apareciéndose a los seres humanos desde los tiempos más remotos y a menudo es por esta razón que muchos árboles fueron objeto de culto y considerados divinidades.

Las figuras etéreas de una belleza sobreterrenal y rodeadas de Luz, parecen salir del cuerpo del árbol y confundirse con sus rasgos. A veces parecen separadas de sus árboles y permanecen evanescentes como el aire, en sus proximidades mientras que vestidos impalpables de materia etérea fluctúan como si los agitara una brisa suave.

Nosotros las conocemos con el nombre de Dríades: las antiguas divinidades de los bosques. Este término que, en general, designa a todas las entidades dévicas de los árboles, antaño se refería en particular a las de las encinas que en Grecia se llamaban Drys, nombre del que deriva Dríades, las ninfas que vivían en ellas.

Todo es Espíritu, incluida la materia, y así devolvemos el lugar que le corresponde al sentido de lo sagrado.

Image result for cartas de las driades tiziana matteraEl árbol no es una divinidad que debamos adorar ni tampoco su esplendorosa Dríade, ni los Maestros que buscamos anhelando un alivio para nuestra existencia dolida sino el hecho de reconocer a través de ellos la Sustancia de Amor que impregna y es cada ser, Dios el Creador de la Vida, despertándonos en Su Presencia.

Esta conciencia, una vez alcanzada, nos devuelve una mirada que ya no se dirige hacia lo exterior, a la simple apariencia de las cosas sino a su alma, al principio que las constituye, que las sustenta y mantiene en vida. El principio femenino se manifiesta como creación, como eterna regeneración, como acogida y reconocimiento de la vida, como movimiento de expansión que nunca es repetitivo. Es el principio de la Madre Divina: el principio de la Paz a través de la toma de conciencia de lo que genera separación. Es la paz como resolución de conflictos. Es Armonía y Belleza y Reconciliación. Es el principio que mora en toda mujer y todo hombre esperando ser reconocido y vivido.

Los Entes de Luz que se manifiestan bajo formas femeninas no sólo encarnan este principio sino que lo expresan para incitarnos a despertarlos en nuestro interior, Para ir de la corteza agrietada de nuestra superficialidad hacia la siempre joven linfa vital de nuestro Espíritu.

Los mensajes de las Dríades son una invitación a cada uno de nosotros con una conexión con el Manantial de Vida que a través de ellas se dirige al Manantial de Vida que se halla en nuestro corazón para llevarnos mucho más allá de nuestros pequeños deseos personales, hacia el deseo que nos une a todos para que pueda disolverse todo sentimiento de separación.

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