Este ritual está basado en los elementos que nos rodean: fuego, aire, agua y tierra. Se aconseja llevarlo a cabo con una actitud de agradecimiento, y acompañado de buenos propósitos y una clara intención.
Enciende una vela blanca, símbolo del fuego y de la luz. Usando la vela, quema un bouquet de hierbas amargas, para purificar tu espacio, la mente y el espíritu. Después quema también un bouquet de hierbas dulces, que simbolizan la atracción y te carga de energía. Usa plantas con flores, como la rosa o el geranio, como símbolos del amor, la amistad, la belleza y la armonía; puedes, por ejemplo, aplicar un poco de aceite de geranio o agua de rosas en la cara y en el cuello.
Planta unas semillas de trigo como ofrenda a la Tierra, y como símbolo de la abundancia y la fertilidad. Usa pétalos de girasol, botón de oro o caléndula, y suéltalos al viento en el aire libre, preferiblemente en dirección norte. Este es un símbolo de felicidad y prosperidad. Y por último, lleva contigo una piedra pirita, o alguna otra que tengas a mano y que te guste (como cuarzos, amatistas, etc), como símbolo de la riqueza espiritual y material.
Puedes terminar el ritual haciendo una declaración de tu ofrecimiento al mundo o repitiendo un mantra. Si es posible, deja que la vela se consuma por completo para dar cierre al ritual.
Puedes re-interpretar estos rituales para hacerlos más tuyos, y así puedas integrarlos más fácil a tus celebraciones como algo personal, que sirva para re-conectarte contigo misma/o y con tu entorno, y para agradecer lo que ha llegado a tu vida, y llenarte de energía para recibir lo que viene.
Esperamos que tengas un final de año lleno de cosas positivas, y cargado de la magia de las hierbas y la naturaleza.