Haya

El haya, un árbol majestuoso te enseña la compasión

Bosque de hayas

El haya, cuyo nombre científico es Fagus sylvatica, es uno de los árboles más populares e impresionantes que habitan en los bosques de clima templado y continental de Europa. Es uno de los protagonistas más importantes de la estación otoñal, ya que sus hojas se tiñen de colores rojos o anaranjados según la subespecie.

Tiene un crecimiento lento, pero es muy longevo. Su lema parece ser: lenta, pero segura. El tronco, el cual crece en vertical, tiene una corteza lisa desde muy joven.

Haya en invierno

Es un árbol bonito hasta en invierno, ¿no crees? ¿Te imaginas tener uno en tu jardín? No es demasiado exigente. Aunque, eso sí, necesita bastante espacio para crecer adecuadamente.

El haya es uno de esos árboles que te pueden llegar a enamorar con sólo verlos una vez.

Eso Poder de Amor que vive en ti, déjalo fluir libremente. La compasión es Amor en acción. ES delicadeza con nuestros hermanos, la suavidad, la ternura del rayo de amor que podemos entregar para llenar los corazones. Y, ¿qué hay de ti mismo? ¿qué hay con respetar nuestras decisiones independientemente del resultado obtenido? ¿qué hay con prestarte más atención, tenerte más consideración y amarte incondicionalmente? Eso también es COMPASIÓN.

En un bosque, como en cualquier pueblo o ciudad, siempre hay un árbol (o una persona) que crece más débil, que parece desmedrado, retorcido, sufrido, menos vital que los demás. Acércate a él. ¿Cuánto tiempo lleva sin que nadie le ofrezca cuidados y atenciones? ¿Y tú? Tal vez haya pasado bastante tiempo desde la última vez en que te trataste con amorosa atención, en que te escuchaste a ti mismo de veras…

Lo que quisieras recibir es parecido a lo que necesita el árbol ya que, a pesar de la diversidad en ambos, late la misma Fuente de Amor.

Apoya tus manos con suavidad en el árbol y con el amor que sientes en el corazón, háblale de la necesidad común que tienen en cuidados, dulzura, ternura… tal vez tu parecido es mayor de lo que creías en un principio.

Cuando sientas que has comprendido el mensaje del árbol, transmítele el amor, la benevolencia, la presencia que también necesitas. Dile que puedes ofrecerle lo que eres con la sencillez del corazón y que deseas que tu sincera energía sirva para que recupere la confianza en sí mismo recobrando con el vigor la capacidad de crecer fuerte y lozano. Y, al mismo tiempo, escucha lo que también ocurre en tu interior.

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¡Que la Magia Amorosa de la Naturaleza transforme tu corazón!