Espíritu de la Naturaleza

¿Qué es el Espíritu de la Naturaleza?

Como hemos visto, las hadas son poderosas curanderas, magas y maestras.

Cualquiera que trabaje con hadas comienza a darse cuenta de que todo en este planeta está vivo, incluidos los objetos aparentemente inanimados, como las rocas.

El espíritu omnipresente de amor y luz está encarnado en toda la Naturaleza. Dios está en todos lados. Este Espíritu se manifiesta en muchas formas, incluyendo personas, animales, plantas y el reino elemental.

VIRTUE, DOREEN. “HADAS 101” (POSICIÓN EN KINDLE609-613). HAY HOUSE. EDICIÓN DE KINDLE.

Los elementales como parte del Espíritu de la Naturaleza

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FUENTE: VADEMEDIUM

La principal herramienta que poseen los elementales es el poder. De él se alimentan, y lo utilizan para dar vida y dominar a los cuatro elementos: hacen crecer las plantas y germinar la tierra, mueven las olas del mar y encauzan las corrientes marinas y de aire, y controlan el fuego, tanto el que viene de los rayos de las tormentas eléctricas como del fondo de la tierra. El poder es su razón de existir.

Las enseñanzas esotéricas más antiguas ya reconocían a los elementales como espíritus de la naturaleza conectados directamente con los cuatro elementos que rigen al planeta tierra. Cuando la tierra era sólo una masa incandescente y sin vida, los elementales ya estaban presentes planeando la construcción y la vida futura.

Las salamandras —elementales del fuego— cuidaban la masa de gases radioactivos presentes en el planeta y la materia incandescente que debía ir sedimentándose y enfriándose de a poco, para que la tierra en formación pudiera ser habitable.

Los silfos —elementales del aire— cuidaban de la evolución de esos gases tóxicos, para lograr el equilibrio químico y encauzar los violentos vientos y tormentas nucleares que azotaban al planeta en formación.

Cuando los gases se hicieron líquidos y cayeron sobre el planeta en forma de gotas de agua, lluvias y tormentas violentas inundaron casi toda su superficie y aparecieron las ninfas y nereidas —elementales del agua—. Su misión: quitar las materias densas y pesadas que aún había en suspensión, y controlar el curso de las aguas..

Cuando el planeta comenzó a enfriarse y a estabilizarse, ya estaban presentes los gnomos, duendes y hadas —elementales de la tierra—a fin de armar los primeros esbozos de arbustos y piedras. Daban origen a todo lo que germinaría después, con el trabajo de millones de años.

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Desde la antigüedad más remota, los elementales fueron representados de manera casi idéntica en dibujos legados por los pueblos más diferentes del mundo, como sumerios, caldeos, egipcios, chinos e indígenas de África, Polinesia y América. Sus figuras aparecen casi idénticas, tanto en la Europa central del siglo XV como en la India milenaria, 2000 a.C.

Esto permite pensar que los elementales siempre se comunicaron con los seres humanos, manteniendo un patrón energético que permitiera verlos e identificarlos. Representados como dioses mitológicos, a estas entidades se les solicitaba ayuda en forma permanente, y hasta hoy se dice que conviene entablar amistad con ellas pues son muy sensibles, y sutilmente vengativas con quienes causan daño a la naturaleza. Por eso mismo, en la antigüedad eran objeto de privilegios y veneración por parte de sacerdotes y pueblos, que los integraban a sus ritos sagrados, especialmente a aquellos en que se pedía la protección celestial para las cosechas y las siembras, para que aquietaran las aguas, se apagaran incendios y se contuvieran tempestades. O sea, protección relacionada con los cuatro elementos de la naturaleza que estas entidades manejan.

¡Que la Magia amorosa de la Naturaleza transforme tu Corazón!