Preparémonos para el equinoccio de otoño en el hemisferio norte

El sábado 23 de septiembre es el equinoccio de otoño, cuando el día y la noche tienen la misma duración. Es un día para recoger la cosecha, es decir, para reconocer tus dones, talentos y poderes espirituales, así como la abundancia en tu vida, y dar gracias por todo. La gratitud atrae aún más abundancia hacia ti, no sólo físicamente, sino también en amor, alegría, paz, crecimiento espiritual y armonía. Merece la pena encender una vela y dar las gracias por la increíble experiencia de la vida.

Los festivales de hadas tienen lugar en épocas de cruce estacional. Los equinoccios y los solsticios vienen determinados por la posición del sol pero los otro cuatros festivales se celebran cuando llegue el momento adecuado, así que las fechas que aparecen a continuación son aproximadas.

EQUINOCCIO DE OTOÑO

21 de septiembre en el hemisferio norte y 21 de marzo en el hemisferio sur

En el equinoccio de otoño, la naturaleza permanece equilibrada entre la luz y la oscuridad, pero la oscuridad va creciendo. El velo entre este mundo y el Otro es más fino que nunca, y las visitas de espíritus ahora son más frecuentes.

Los espinos están cargados de bayas, y las oquedades se llenan de bruma. A veces, el viento sopla desde ningún lugar y arranca ramas desnudas. Otros días un sol suave acaricia los campos con sus dedos inclinados. Es tiempo de reflexión, pero también de acción. Según pasan los días hay que preparar conservas para el almacén invernal y las gentes del campo buscarán la ayuda de la Buena Gente.

Absorbe la atmósfera de la estación recogiendo moras. Para los países celtas, comer moras puede ser tabú pues les pertenecen específicamente a las hadas. No obstante, si las recoges con respeto y no desnudas las zarzas de los arbustos, apenas pondrán objeciones. Mejor aún, déjales un poco de tarta de moras o de vino y así te bendecirán. Cuando termine el mes, olvida las moras y sigue adelante. Busca un arbusto de zarzas en forma de arco (mejor si mira hacia el este/oeste, pues así refleja el paso del Sol). En un día soleado, pasa 3 veces por debajo para sanar enfermedades físicas, especialmente el reumatismo y los problemas de piel.

En este misterioso período muestra tus respetos a la Reina Mab quien es un aspecto o una faceta de Dios. Posee el don particular de traernos sueños y visiones. En realidad, es una de las muchas manifestaciones de la Diosa, con sus ropajes otoñales o de mujer sabia, y de la Dama de la Magia, pues está asociada a las antiguas nociones de soberanía (el rey adquiría su poder de la Tierra y Mab reinaba).

Vierte un buen vino en un vaso tallado o en un cáliz, preferiblemente en la luna llena próxima al equinoccio, y déjalo en el jardín o en un lugar retirado. Levanta el vaso hacia la Luna, y repite: «Mab, te honro y derramo un poco de vino sobre la tierra» Bebe un poquito y repite: «Bebo contigo, Mab». Después, vuelve a casa, enciende una vela verde brillante junto a tu cama, observa la llama y recita: «Mab, otórgame sabiduría».

Pon un poco de jazmín o de aceite de rosas en tu almohada, apaga la vela y márchate al Reino de las Hadas. Se trata de un pequeño ritual que puedes repetir en cualquier Luna, si así lo deseas.